La expresión es tomada de la obra, del mismo título, de Johan Goethe publicada en 1809.
En la novela, el personaje de él capitán dice: “Llamamos afines a aquellas naturalezas que al encontrarse se aferran con rapidez las unas a las otras y se determinan mutuamente”. Luego el capitán profundiza esa idea: “…las relaciones comienzan a ser interesantes a medida que provocan separaciones”. De esta manera, en una conversación entre estos cuatro personajes llegan a la idea de “afinidad electiva” en tanto forma de “elección preferencial” ligada a las necesidades o incluso a las circunstancias en que los agentes químicos, físicos e incluso humanos se atraen o se alejan, se complementan o rechazan.
Las afinidades electivas no dejan de ser una forma de explicar los cambios sociales en términos causales pero es más abierta, más flexible e incluso menos determinista. La “afinidad electiva” le permite a Weber hablar en términos de grados o si se quiere en términos de “mayor o menor grado de afinidad” (enunciado difícilmente concebible en los términos de la causalidad). Lo cierto es que sirve muy apropiadamente: no todas las variantes de protestantismo tenían igual posibilidad de llevar a cabo el modo de conducción ética que la religión les demandaba.
A su vez, lo que Weber intenta hacer con las afinidades electivas es esquivar la dicotomía entre lo material y lo espiritual que por otra parte, está muy presente en Marx y el Marxismo.
a) El Ascetismo puritano y ahorro del capital
b) La ética protestante del trabajo y disciplina burguesa del trabajo, en especial, el trabajo de la fabrica.
c) La valorización calvinista de la virtud en el propio oficio y el ethos de la empresa burguesa racional
d) La concepción ascética del uso utilitario de la riqueza y la acumulación productiva del capital
e) La exigencia puritana de una vida metódica y sistemática y la búsqueda racional de ganancia en el capitalismo.
Muy interesante el aporte de esta entrada, espero todos puedan darle provecho!
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